Nuestro barco, o mejor dicho, nuestro bote necesita de su mantenimiento y eso no solo es tener el motor al día, que del motor ya hablaré otro día, es tener el fondo (obra viva) limpio.
¿Fondo limpio? Si, si está sucio el barco se frena pues tiene más rozamiento, el consumo de gasolina es mayor y el motor tiene que trabajar más reduciendo la vida de este. Para eso se le aplica a la obra viva (parte sumergida del barco) una pintura especial llamada patente o antifouling. Esta impide que los caracolillos y algas se peguen al casco.
Así es su estado óptimo, con la patente dada:
Pero para llegar a este estado hay que trabajárselo.
Tras la aventura de sacarlo con el carro de varada y tras ser elevado con la maquina de uñas, también llamada torito, con un balancín y una bragas o eslingas, se deposita con mucho cuidado sobre los caballetes. Estas maniobras las realiza los marineros del club con mucha pericia.
Así:
Luego se le da una ración de agua a presión con la hidrolimpiadora. La presión del agua que sale de la máquina es de 200kgrs/cm2, es decir, hay que andar con mucho ojo de no darte a ti mismo (ni a nadie) con el chorro de agua pues hace daño, muuuucho daño. En el club la alquilan para estos menesteres por 2€/hora, con una hora para el bote está más que bien.
Cuando ya esta limpio de algas y escaramujos se deja secar, en nuestro caso hasta el día siguiente pues en esta época del año el sol cae muy pronto y hace fresquito junto al mar, y que de noche no me gusta trabajar.
Así queda una vez limpio el fondo.
La pintura al ser autopulimentable, se va con el chorro de agua. Se va de donde está mal adherida o en estado pésimo con lo que conseguimos el objetivo de sanear el casco.
Autopulimentable significa que se va pulimentando (limpiando) a medida que el barco va navegando. Este tipo de pintura tiene sus pros y sus contras, pero es de las más usadas en la náutica de recreo.
Al día siguiente el bote está totalmente seco y es hora de empezar a lijar. Lijando obtenemos una superficie algo porosa donde la nueva pintura se podrá aplicar con la garantía de no desprenderse.
Lijar y lijar, importante la lija que sea grano 180 ó 200, y con mucho cuidado de no afectar al get coat (primera capa del bote, sin contar la de la pintura azul). Hay personas que utilizan máquina (yo la tengo) pero mis 13 años de carpintero me enseñaron que lijando a mano eres capaz de sentir el material y cuando esta listo, eso con la máquina es imposible y como nuestro bote no es el Titanic de grande, pues decido hacerlo a mano.
Esta patente (azul) se lija muy bien pero el polvo que suelta a parte de ser muy tóxico (hay que usar EPIS) y se te mete por todas partes del cuerpo.
Como decía una película, y una amiga en el facebook, es como: dar cera pulir cera. Tras dos horas de "dar cera pulir cera" está listo para empezar a pintar. antes hay que limpiar el polvo del casco, yo lo hago con un trapo.
Así está lijado:
Antes de empezar a pintar hay que enmascarar donde no queremos que se pinte. Para esto utilizaremos cinta de carrocero. Aquí no se aprecia pues es casi del mismo color que los costados del barco pero ya está puesta la cinta de carrocero.
Y llega el momento de pintar. De esto hay pocas fotos, pues soy un manazas con la pintura y no quería llenar la cámara.
La pintura que he comprado es de la marca Titán y cuesta la lata, de 750ml, 19,50€. Muy económica comparada con otras marcas "más náuticas".
Al profesional de la ferretería le dije las medidas del barco y me dijo que con una lata me sobraría un poco, y así fue.
Pasada unas horas tras el pintado es momento de echar el barco al agua, siguiendo el proceso inverso de sacarlo.
Ya está la obra viva del barco lista para el próximo año, que es lo que suele durar la patente.
Ahora unos "antes-después" del barco, nuestro barco.
Antes:
Antes:
Después:
Antes:
Después:
Pues esto ha sido todo, algo de trabajo pero sobre todo muy rápido... Esta parte del hobby, no es muy grata, pero como parte de un hobby que es también es divertida.
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