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martes, 8 de mayo de 2012

ZONA MERIDIONAL DE LA PENÍNSULA Y 39º ANIVERSARIO.

Este fin de semana he estado por el pueblo, o ciudad, de la madre de mi amiga MLuz, Tarifa.

Me gusta llamarlo pueblo, pues esa palabra tiene su encanto, como la gente que habita ese tipo de poblaciones.

Tarifa, es la población más meridional de la Península Ibérica. Y es conocida por sus fuerte vientos lo que la hace idónea para practicar deportes como el windsurf. De ello vive, en cierto modo, este pueblo aunque ahora tienen un 47% de paro.

Con ella, Mluz, hemos ido infinidad de veces y desde hace muchos años a la casa que tiene la madre en Tarifa. En esta ocasión no hemos ido con ella.

El destino ha querido que un pacense (J. Carlos) viviera parte de su vida en este pueblo y como el mismo destino quiere que ahora viva en San Fernando, con su pareja (Ana) por lo que lo he llegado a conocer. Tras algún golpe de esta queridisima vida, J. Carlos ha decidido vender la casa de la que allí disponía. Antes de venderla ha querido que Ana, Luys, Angelita, Mari y yo fuésemos a disfrutar de su morada. Desgraciadamente Luys y Angelita no pudieron venir.

El sábado llovía como dice el antiguo testamento que llovería después de que Noe se hiciera el arca. Pero aún así y todo nos fuimos para el sur de la España continental, nos fuimos a Tarifa.

Llegamos y antes de subir a la casa, decidimos ir a buscar PAN MACHO, para desayunar al día siguiente pero no hbía problemas ya que este tipo de pan aguanta mucho tierno. Este pan es el que se conoce como pan de campo y donde íbamos a buscarlo lo hacen a mano. Llovía y hacía viento, pero nada del otro mundo, durante la carretera nos había caído todo.

Fuimos andando, pues donde íbamos está un poco inaccesible para los coches y nos apetecía andar. El lugar está en una casa de campo que hay junto a la playa conocida como La Caleta, donde yo ya hiciera pesca submarina hace muuuchos años. Llegamos allí y en la puerta había un cartel de "YA NO SE HACE PAN". Ohhh, nuestro gozo en un pozo, decidimos ir a comprarlo a otro lado que aunque fuera pan MACHO, este era industrial, también bueno.

Cuando llegamos a la casa nos instalamos y nos volvimos a ir a la calle. Esta vez era para dar buena cuenta del centro del pueblo. Tarifa, como decía tiene el 90% de los días con viento, pero como el ser humano no es tan tonto, el centro de la población esta construida entre murallas y para que los vientos no hagan de las suyas.

Quedamos con unas antiguas compañeras de Ana, de cuando trabajaba en La Línea. Otra vez el destino ha querido que una de ellas viva en tarifa así que nos fuimos para el centro y entramos en el primer bar. Bar regido por una chica italiana, donde empezamos a tomar algunas cervezas. Mientras llegaban las compañeras de Ana.

Cuando ya estuvimos tod@s, me di cuenta que empezando por la camarera y siguiendo por todos nosotros (10 personas) no había nadie nacido en Tarifa. Una asturiana, dos gallegas, un pacense, una de Cádiz capital, dos vascos, un barcelones, y dos cañaillas, es decir, nadie de Tarifa. Esto quiere decir que todo el que llega allí, si puede, se queda.

Cuando nos hubimos bebidos algunas cervezas más decidimos ir a comer. Yo conozco algunos sitios, de cuando he ido con Mluz, pero esperé a que dijeran los "del lugar" donde ir. Dijeron de ir a El Pasillo. Yo lo recordaba como eso, un pasillo. Este pequeño bar es típico de tapas y montaditos de muy buena calidad y mejor precio, la verdad es que no me disjutó la idea, me encanta comer de montaditos y tapas. Pero cual fué mi sorpresa cuando al llegar allí estaba todo cambiado, desde la última vez que entramos allí. Ahora había cogido la dos casas colindantes, una para hacer la cocina (antes solo tenía una plancha) y la otra casa (qeu era una carnicería) para hacer el comedor. Todo muy bien decorado. La comida muy buena (pollo relleno de jamón y pasas en cama de cuscus, croquetas de chocos, berenjenas gratinadas con carne y secreto ibérico con patatas), mejor bebida (Cruzcampo y Ribera del Duero) y, como no, pan MACHO, para mojar en las salsas. Y todo por menos de 12€ por persona, éramos 5.

Al salir de allí tocaba la hora del postre. Fuimos a la pastelería Bernal, a comprar los tranvía de Tarifa a la vez que compramos tarta de dulce de leche con crema de turrón por encima. Compramos los dulces y nos fuimos a Morilla a tomar "café".

Llegaba el momento de irnos para la casa y pegarnos una siesta para estar disponible para la noche. Pero, siempre hay un pero, como J. Carlos, como conoce a mucha gente en Tarifa, al pasar junto al Castillo de Guzmán El Bueno, pensón en entrar a ver si de guarda estaba un conocido suyo y nos dejaba entrar a verlo. Nos acercamos y efectivamente, estaba su amigo Chan, pero no hubo forma de entrar sin pagar, pero como ya estabamos allí, la entrada no era cara 2€ y nosotros no lo habíamso visto nunca, a pesar de haber estado infinidad de veces por sus murallas, entramos.

Desde el castillo se contempla todo el Estrecho, asi como parte de la ciudad de Tarifa. Está un poco dejado, pero lo que ya está arreglado está muy bien. sobre todo me gustó sus murallas y la torre, una maravilla.



Así mismo tiene en el interior del castillo un palacio donde se ven los cimientos primitivos y hay simulados muebles de aquella época.



Cuando salimos de ver el castillo, ya no eran horas de dormir la tan sagrada siesta, así que fuimos a la casa a soltar los paraguas, pues desde por la mañana no volvió a llover, y marcharnos otra vez para la calle.

Ahora tocaba un poco de playa. El viento del sur seguía soplando fuerte, un poco más de cuando hicimos la travesía San Fernando-Tarifa, pero a Bruno había que sacarlo y que entre otras cosas, corriera un poco por esa playa tan hermosa. Por cierto, en la playa no quedó rastro alguno de Bruno, pues J. Carlos y Ana, siempre lo recogen todo, que dicho sea de paso, eso es lo que me tira a mi para atrás a la hora de tener perro.


Cuando el perro ya hubo corrido y agotado nos fuimos a beber CVZA, al Tuti. Bar donde J. Carlos veía a su Madrid, cuando lo daba el Plus o por PPV. Cuando hubimos bebido decidimos ir a comer a la pizzería La Tabla. Ya la conocíamos pues estuvimos en la travesía y anterormente con Mluz. sin comentarios, las pizzas muy buenas, así como la ensalada y a un precio expectacular. Bebida, comida y chupito por 6.5€, por persona, éramos 6.

Salimos de allí a las 23:45h, aprox y muertos en la piedra, un día muy largo pero no aburrido, todo lo contrario, intenso.

Pronto a la cama y al día siguiente Domingo.

El día amanecíó expectacular, con poco viento del suroeste, en Tarifa siempre hay viento. Desde el balcón de la casa de J. Carlos hay unas vistas del Estrecho fabulosas, desde punta Espartel y hasta donde la vista se pierde a occidente del continente vecino.

Desayuno con pan MACHO, tomate, aceite y sal, acompañado de café y zumo de piña. Todo riquísimo.

Después, paseo por la playa para estirarnos un poco y que Bruno jugara y se bañara.

Al cabo de las 2 horas de pasear, vuelta a la casa recogida de equipaje y vuelta para San Fernando. No nos fuimos de Tarifa sin antes visitar una de las muchas tiendas de ropa surfera que hay en este pueblo Rip Curl, por si había alguna buena oferta.

Al llegar a San Fernando y cambio de ropa para irnos a la barbacoa de aniversario del Grupo Scout, San Jorge 310, donde ahora Julio, nuestro hijo, está y donde Mari y yo pasamos mucho tiempo.

Así que ha sido un fin de semana muy bueno y gracias a mi compañero y amigo Juan Carlos y a su mujer Ana. Por cierto Carlitos, tranquilo que no hay mal que por bien no venga.

Ahhhh, las fotos no son mías, pues el inutil de mí se dejó la cámara en San Fernando, son fotos de Begoña.

1 comentario:

Marcos Moreno dijo...

Querido Antoñito:
Si hay algo que me viene ahora mismo a la cabeza es que serías un cojonudo trabajador para la guia campsa en el apartado de restauración.
Me alegra de que siempre estes de movida y que lo pases bien eso es buena señal.
Saludos Marcos.