Llamo a Rafa y sin dudarlo quedamos para el domingo a las 10:30h, en la puerta del garaje de mi hermando, que es donde Macarena y Juanlu, guardan los kayaks.
El domingo y en la puerta del garaje decidimos ir a La Caleta, en vez de la barriada de la Paz, ya que hay viento del NO y la marea esta subiendo. Así que si volcamos tanto la marea como el viento nos mete en la playa, seguridad ante todo.
Una vez en Cádiz, Juanlu va a desayunar y Macarena lo acompaña. Rafa y yo lo esperamos en la playa, pero claro el que espera desespera y decidimos echarnos al agua, ya vendrán ellos.
El viento refresca bastante, el agua esta helada y el sol aún no calienta lo suficiente. Pero ya puesto y en el agua, cuestión de palear para entrar en calor. Ponemos proa a alta mar y en menos que canta un gallo estamos saliendo del refugio de la Caleta y enfrentándonos a olas de 3 ó 4 metros.
Las olas, al igual que el viento, nos venían por la amura de estribor. Los barcos van muy bien, subiendo la ola es todo un espectáculo y alucinamos sobre todo cuando toca bajar esas olas. Cuanto más adentro nos metíamos, más grande eran las olas. He de reconocer que soy excesivamente conservador en muchos aspectos de mi vida, pero me llego a sentir muy mal cuando de poner en riesgo mi vida o la de los que me acompañan. Y eso es lo que me estaba pasando, así que le digo a Rafa que doy la vuelta y él también me sigue.
Si ir en contra de las olas y el viento, o lo que es lo mismo capear el temporal, era fantástico no pasaba lo mismo a la hora de ir a favor del los elementos, es decir correr el temporal. Las olas nos alcanzaban y nos empujaban llegando a surfear. Claro cuando se sabe surfear no hay problemas pero sin saber la cuestión cambia. Pero para eso estábamos allí, para aprender a navegar con olas.
Cuando estábamos llegando a la playa vimos como Macarena y Juanlu, se acercaban a darnos el encuentro. Le contamos como anda el tema y decidimos entrar otra vez, para seguir a prendiendo a coger olas.
Entre ola y ola cambiamos de sitio, primero fuimos hasta el puente Canal, luego hasta la alameda de Apodaca y luego volvimos al puente Canal, esta vez pasándolo por abajo y navegando por el otro lado que al estar protegido por los vientos el agua estaba más tranquila, pero las olas eran más largas.
Siendo las 12:45h Rafa y yo decidimos salirnos para ir a casa, que ya es hora. Macarena y Juanlu, deciden seguir rumbo a Torregorda. Camino de vuelta pasamos de nuevo por el puente Canal y ponemos la proa al balneario de la Palma.
Después de casi dos horas de coger olas consideramos que el día ha estado muy bien y sentimos que el sol ya calienta lo que antes no lo hacía. También observamos que tanto la playa como el paseo esta lleno de gente aprovechando el día tan bueno que hace. Y como colofón a escasos metros de la orilla y con toda esa gente observando viene una ola, la última ola, y me revuelca en plena orilla. Me empuja por popa hasta que me cruza la piragua volcandome y arrastrandonos por toda la arena de la orilla.
Moraleja: hay que seguir practicando el surfeo en la orilla y la próxima vez, a ser posible, que no haya tanta gente de público.
La ruta seguida fue, mas o menos:
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