No creo recordar que cogiéramos nunca nada, nosotros nos asustábamos más que los peces. Incierto, una vez llenamos la cubierta de la neumática de centollos, unos bonitos y grandes centollos. Pero cuando fuimos a desembarcar, con toda la ilusión del mundo, en la playa había un hombre, el típico marinero de Sancti Petri, y nos dice que no es época de centollos que seguramente estén todos para devolverlos al mar y que no se pueden comer. Los tocamos, como éste hombre nos indico y efectivamente, estaban todos "chiguatos". Así que todos al agua.
No recuerdo cuando dejamos de hacer inmersiones, pero lo cierto es que comimos pocos peces capturados con arpón.
A Susana, la guardamos en el Club Náutico de Sacnti Petri, allí la metíamos en el hangar que tenía el club en la marina seca. Y digo tenia, pues cambio la María Seca por un restaurante, otro restaurante. Y claro, para que esto pasara echaron fuera las embarcaciones menores que estaban resguardadas en la casa de botes.
Cuando esto sucedio decidimos hacernos socios del Club Náutico de Gallineras, ya en San Fernando. Y aquí solicitar uno de los cuartos que tiene dicho club para guardar los pertrechos de las embarcaciones.
Antes de que esto pasara alquilamos un garage para guardar a Susana, pagabamos 12.000pts, todo un dineral y estaba situado en la calle San Marcos. Al cabo de tres o cuatro meses tanto la solicitud de inscripción como socio y la de adjudicación del cuarto se nos concedio, así que otro traslado de embarcación, ahora hacia Gallineras.
Aquí disfrutamos de lo lindo con la lancha, pero era una paliza cada vez que saliamos, montar y desmontar la lancha y esta operación cada vez aceleraba más el deterioro de Susana.
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