MI OTRO BLOG:

Para visitar mi otro blog, UNA DE PÁJAROS, pincha AQUÍ.

domingo, 11 de octubre de 2009

DESCENSO DEL SELLA. SUEÑO CUMPLIDO.

Este verano se ha cumplido uno de mis sueños, dentro del piragüismo. Este sueño ya lo comente en una entrada (El origen de la afición II) y no es otro que bajar el río Sella.
Este mes de agosto y aprovechando que íbamos de campamento de verano a las Barcenas (Cantabria), como parte del equipo de cocina del grupo scout San Jorge 310, grupo al que pertenecí y al que ahora pertenece mi hijo Julio, Rafa Perez y yo decidimos participar en la baja del Sella el día 8 de agosto. Ese mismo día es cuando este año se celebraba la 73º Edición del descenso Internacional de Sella. Y claro sería una estupidez no asistir a dicho evento estando a tan solo 145kms.
En ésta 73º edición han participado cerca de 600 piraguas de todos los modelos y tamaños. Este es el enlace que colgué en el blog de San Fernando Kayak, relatando la experiencia de la bajada el día 8.
Justo a la semana después y una vez que hubo terminado nuestra labor en el campamento, marchamos las dos familias (Perez Vera y Moreno Tosso) hacia Arriondas, pueblo donde comienza el descenso propiamente dicho.
Allí llegamos tarde, alrededor de las 22:30h, puesto que el campamento había concluido con una visita al Parque de la naturaleza de Cabárceno, justo aL sur de Santander.
El hotel que habíamos reservado se llama “La Guindal”, un establecimiento de 2 estrellas. Las habitaciones eran de un tamaño medio y con lo justo para un hotel de su categoría, pero con algo que yo valoro mucho, estaba todo muy limpio. Situado justo al lado del hospital comarcal de Arriondas, en una zona muy tranquila y con fácil aparcamiento. Dicho hotel lo conocimos a través de la empresa de alquiler de canoas Sellastur, con esta empresa hicimos la bajada el día 8, y tiene en su web muchas ofertas de Habitación + descenso. En nuestro caso nos salió las 2 noches de hotel + 2 desayunos + 1 cena + 1 descenso 140€ por pareja + 30€ de cada niñ@. Para ser pleno agosto considero que no era muy caro.
Cuando nos levantamos el primer día en el hotel bajamos a desayunar, y digo bajamos pues el comedor se encontraba en un sótano. El desayuno era buffet y constaba de café, leche, Colacao, zumos, bollería industrial, Bollería artesanal, pan de molde, pan de la zona, mantequilla y mermelada, todo en abundancia. Y vuelvo a repetir, el comedor, también muy limpio.
Una vez que desayunamos nos dirigimos hacia la empresa de alquiler de kayaks. Cuando llegamos allí notamos que había más gentes que cuando Rafa y yo lo hicimos la primera vez, el 8 de agosto, también el día estaba mejor y había menos gente bebida.
Nos dieron los bidones “estancos” con la comida y la bebida en el interior. La comida estaba compuesta por un “preñao” (pieza de pan con un chorizo en su interior), empanada de atún y una pieza de fruta. Para beber un botellín de agua.
La distribución en los kayaks fue la siguiente: Mari y yo en una doble, Julio en una simple, Rafa con Alba y Ana con Ana. Los primeros en embarcar fuimos Mari y yo, seguidos por Julio. Como la salida es un poco antes de llegar al puente de Arriondas, esperamos que estuviéramos tod@s en dicho puente para empezar a bajar a la vez. La afluencia de público era muy grande con lo que el río estaba lleno de kayaks y encontrarnos era un poco difícil, y sobre toda más que encontrarnos era el hecho de esperarnos.
Julio, en solitario en una Rotomod. El tio se porto muy bien y navego todo el río sin protestar. Mari y yo navegando de popa, esperando a Julio y las Anas.
Empezamos el descenso y todo iba bien, el río llevaba menos agua que la vez anterior que habían abierto la presa para que los competidores no tuvieran problemas a la hora de bajar.
Mal momento en el que yo cometí la imprudencia de decir: “el chaleco no hace falta, en el río siempre hay píe”, y claro fue hacer ese comentario y todo el mundo quitarse el chaleco.
Seguimos navegando y empezamos a coger los primeros rápidos o rabiones, como se dice allí en Asturias. El primero es La Raíz, un momento muy divertido. Estos rabiones hay que cogerlos rectos y sin dejar de palear, entonces pasas muy rápido por el sitio.
El segundo rápido es “Remolina” y aquí paso lo que no tenía que pasar. Íbamos perfectamente pero llegamos es este rápido y Julio se nos quedo detrás, para colmo al estar rodeados de muchas piraguas lo perdí de vista. Ralentice la velocidad, primer gran fallo, para esperarlo y me gire un poco hacia estribor, segundo gran fallo, para verlo. El resultado de las maniobras anteriores fue un inesperado vuelco. Entre la fuerza del agua y las demás piraguas que venían con mucha velocidad fuimos totalmente puesto de través a la corriente y las proas del reto de kayaks nos impacto en nuestro costado de estribor, produciendo dicho vuelco.
Es impresionante sentirse manejado al antojo de un agua que corre con mucha fuerza y golpeado por muchas piraguas. En menos que canta un gallo te ves bajo agua y sintiendo como las piraguas pasan por encima de ti. Pero lo más grave es pensar que le has dicho a tu compañera que el chaleco no hacía falta y donde has volcado hay más de 3mts de profundidad. Lo del pensamiento me vino mientras estaba bajo agua, con el agobio producido por la falta de oxigeno, y a esto hay que sumarle el que te entra al buscar la salida y otro más que es saber que ha pasado con Mari.
Cuando logro salir a la rivera del río, donde ya tengo píe, veo que me falta una zapatilla, que no tengo las gafas de sol y a Mari, que no la encuentro. Tras varar la piragua me pongo a buscar a Mari y está en la orilla contraria con Rafa, que la ayudado a salir. Vaya pedazo de susto que nos hemos pegado por esperar a Julio, que en ese momento ya ha pasado el rápido y esta riéndose de nuestro vuelco y de lo bien que se lo ha pasado en el rabión. Una vez recuperado del vuelco las cosas que flotan van apareciendo y solo hemos perdido las gafas de sol, la mía y la de Mari.
Empezamos a descender otra vez ya llevamos casi 4kms. Ana, madre, se le ve un poco agobiada al pensar que podría haber sido ella que la hubiera volcado y sobre todo por que ella es la que esta remando sola.

De izquierda a derecha: Rafa y Alba, Julio y las Anas.

Seguimos navegando río abajo y empezamos a sentir el gusanillo del hambre, comenzamos a pensar en parar para comer… Haciendo caso al encargado de la empresa de las piraguas decidimos detenernos a comer en el puente de Toraño, que esta aproximadamente a la mitad del recorrido.
Allí hay infinidad de piraguas y es casi imposible desembarcar, pues no hay sitio material donde varar. Esperamos en medio del río a que se vaya alguien y luego nos ponemos en su sitio. Una vez en tierra nos disponemos a comer, pero lo primero que hacemos es ir al chiringuito a comprar bebidas para echar las viandas para abajo.
A esta altura de mes llevamos 16 días por el norte, entre Cantabria y Asturias, y me ha sido imposible tomarme una cerveza Cruzcampo, en un bar. Estoy harto de Mahou, Águila, Estrella de Galicia, etc… pero de Cruzcampo, nada.
Cuando Rafa y yo llegamos a la barra del chiringo le decimos al chaval de la barra que nos de 3 cervezas y una Cocacola. Él nos pregunta: ¿que marca de cervezas queremos? Yo le digo a Rafa: “vamos a poner a prueba a este hombre” y le pido 3 Cruzcampo. Y cual es mi agradable sorpresa cuando nos pone encima de la barra 3 botellines de la ansiada cerveza CRUZCAMPO, y además de tercio.
Julio, saltando desde los pilares del puente de Toraño.
Alba, Rafa, Ana Pérez, Ana y Mari, en el lugar donde comimos...
Después de comer y refrescarnos durante mas de hora y media, decidimos empezar a bajar, antes de llegar al final paramos para darnos otro baño para refrescarnos pues el calor está haciendo mella.
Volvemos a embarcar y ya solo nos queda pasar la presa de Santianez, otro punto fuerte del descenso. Aquí Mari y yo nos quedamos atravesados en una de las piedras que hay entre “dos aguas”, pero saco la pierna de la embarcación y ya solo es cuestión de dejarnos caer.
Tras pasar este último contratiempo solo es cuestión de 500mtrs y llegamos a Llovio, nuestra meta. Antes y como recompensa visual atravesamos, por de bajo, el puente del ferrocarril.
Cuando desembarcamos y cogemos nuestras pertenencias observo como el bidón “estanco”, pesa mucho y al llegar arriba efectivamente, el peso es debido al agua que contiene en su interior. Mucho disgusto pero solo se ha perdido el teléfono móvil. Moraleja: si practicas deportes acuáticos no te gastes un pastón en teléfono móvil, en un momento u otro se te va a mojar.
Después esperar 10min la empresa nos monta en un bus para que nos lleve a Arriendas. Por cierto estábamos todos y todo mojado, ero el bus tenía los asientos tapizados de plástico.
Bueno pues esto ha sido el relato de mi sueño cumplido. Un sueño menos que cumplir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades, fabulosa experiencia. En nuestro caso tuvimos la suerte de contactar con un centro de aventura y turismo en Asturias. Gracias a ellos pudimos reproducir el descenso de Dionisio de la Huerta, que fue el creador del famoso Descenso internacional del Sella. La experiencia fue increíble y seguimos pensando el repetirla.
http://www.piraguismo.com/inicio.asp